Andri Nachón
Andri Nachón fotografada por Estela Fares |
Andi
Nachon (Buenos Aires, 1970) es escritora, docente y periodista.
Ha
publicado en poesía: Siam (Nusud),
1990; Warzsawa (Bajo la luna),
1996;
Taiga (Suscripción), 2000; Goa (Tsé-tsé), 2003; Plaza Real (La Bohemia), 2004; 36 movimientos hasta (La Bohemia), 2005. Dos compilaciones: Taiga no Rio de Janeiro –(Edições da Passagem), Rio de Janeiro, 2001, y Villa Ballesta/Ñuñork (Ed. Surada), Santiago de Chile, 2003–.
Taiga (Suscripción), 2000; Goa (Tsé-tsé), 2003; Plaza Real (La Bohemia), 2004; 36 movimientos hasta (La Bohemia), 2005. Dos compilaciones: Taiga no Rio de Janeiro –(Edições da Passagem), Rio de Janeiro, 2001, y Villa Ballesta/Ñuñork (Ed. Surada), Santiago de Chile, 2003–.
Publicó
la investigación El libro del tatuaje (1997).
Forma parte de las antologías El
turno y la transición, Monstruos,
Poesía Erótica Argentina, Agua de beber, Hotel Quequén, Una
terraza propia – jóvenes narradoras-, El arca no / el arcano (Cuba),
Quedar en lo cantado y Poesía Manuscrita II.
En
2007 realizó la selección y prólogo de la antologia 1961-1980 Poetas Argentinas para Ediciones Del
Dock.
Ha
sido becada para asistir al Primer Foro Joven Literatura y Compromiso (1993,
España), los Leighton Studios, residencia para escritores en el Banff Center
for the Arts, Canadá, por la Fundación Antorchas (2001) y una residencia en
CAMAC (Francia, 2006). Entre otras distinciones ha obtenido: José Pedroni,1999,
Fundación Octubre,2003, y Fondo Nacional
de las Artes,2004.
Como
periodista ha colaborado con Página 12 (Radar, Radar Libros y Las doce), Bacanal y
la revista de arte Canecalón
Chica jet-lager (the yorimichi
dog)
Cierta
cualidad sumergida diría "fuimos
ya a niteroi y para mí
sigue siendo una isla". Hablás del cansancio
más allá de vos tu cuerpo, da aliento
la bahía sin final en su aura oxidada
cuando andamos también
sumergidos por ella. Tarde
llegaste siempre y más tarde
será cuando abrás a la siesta
tus párpados llevando todavía el ritmo
del ferry la gente
al regreso de trabajos, visitas
que nos llevan a
dónde. Un retraso mínimo
su ticket, la manera en que acomodás tu pelo
los anteojos oscuros y el reflejo
de tanta agua separando una tierra
alcanzando otra.
Surf
Un acuario estalla y queda sólo agua. No marejadas, agua
chorreando los pisos, cuerpos se sacuden sin ser peces
sin ser nada. Buscaste el caos y deseaste
los límites arrasados. Este acuario pierde contención y eso que fue algo es restos
reminiscencia: el juego
de las cajas chinas se termina y el mundo dentro de otro y de sí, se apaga. Caos:
ausencia
de un mundo que te sostenga. No hay proceso, no habrá
rebeldía que enfrente nada. Plantas antes erectas pierden boscosidad, cuerpos
son despojados
de cualquier potestad, un mundo dentro de otro y así. Has amado
la ausencia de fronteras
sin contar que sólo se ve nada. Tolera este sistema apenas un metrónomo, la mínima
alteración y tiemblan: grava, criaturas aterradas. Qué sistema. Ínfimas
irrupciones del movimiento inesperado. Este pez
marca su territorio y en él todo lo posible: soñás un mundo dentro de otro y así
se levantan cuevas, mareas, una sombra almizclada. El juego de las cajas chinas una en la otra
y sí, la historia:
un límite que te contenga. Igual se obsequia la última sonrisa
al desconocido que nos admiró, se cuida la temperatura o el control
preciso de los filtros. Algún mundo nos comprende, una en la otra y así, el sueño,
tu historia. ¿Buscaste la irrupción
del desorden del sistema para quemar tus ojos viendo nada? No hay tempestad.
Un mundo tras otro: destruir tu acuario y destruir
la presencia de vos en el agua.
Un acuario estalla y queda sólo agua. No marejadas, agua
chorreando los pisos, cuerpos se sacuden sin ser peces
sin ser nada. Buscaste el caos y deseaste
los límites arrasados. Este acuario pierde contención y eso que fue algo es restos
reminiscencia: el juego
de las cajas chinas se termina y el mundo dentro de otro y de sí, se apaga. Caos:
ausencia
de un mundo que te sostenga. No hay proceso, no habrá
rebeldía que enfrente nada. Plantas antes erectas pierden boscosidad, cuerpos
son despojados
de cualquier potestad, un mundo dentro de otro y así. Has amado
la ausencia de fronteras
sin contar que sólo se ve nada. Tolera este sistema apenas un metrónomo, la mínima
alteración y tiemblan: grava, criaturas aterradas. Qué sistema. Ínfimas
irrupciones del movimiento inesperado. Este pez
marca su territorio y en él todo lo posible: soñás un mundo dentro de otro y así
se levantan cuevas, mareas, una sombra almizclada. El juego de las cajas chinas una en la otra
y sí, la historia:
un límite que te contenga. Igual se obsequia la última sonrisa
al desconocido que nos admiró, se cuida la temperatura o el control
preciso de los filtros. Algún mundo nos comprende, una en la otra y así, el sueño,
tu historia. ¿Buscaste la irrupción
del desorden del sistema para quemar tus ojos viendo nada? No hay tempestad.
Un mundo tras otro: destruir tu acuario y destruir
la presencia de vos en el agua.
Sin
dudas: sólo una chica.
Alerta y a
contrapelo, si decide en cada otro
ver un otro
enemigo de ella
ella puede
decir: por dentro
me estoy
pudriendo. Así elige fenómenos naturales
coronación y
sudestada
para la mañana
que insiste cada mañana
con su llegada.
Alerta y a destajo
este contrato:
corazón desganado
ante la sábana
amplísima del verano. Cada otro es otro
cada vez más
lejano. Cartonea minucias
migajas
restitos de eso
que siente y no quiere
invocar maldad.
Miedo dirá y elige
en tosudez y en
esto
otro desastre
natural.
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