4 poemas de Harold Alvarado Tenorio






Harold Alvarado Tenorio es un poeta, editor, traductor y ensayista nacido en América Latina en el año 1945 en Buga, Colombia. Sus estudios los realizó en Madrid en la Universidad Complutense recibiendo el título de Doctor en Literatura Latinoamericana.

En la Universidad Nacional de Colombia trabajó en el Departamento de Letras recibiendo el título de Profesor. Esto último lo ejerció como profesión en varias universidades americanas.

Sus obras han sido traducidas y publicadas en portugués, chino, inglés, alemán y francés.
Algunos de sus libros son Literaturas de América Latina (1995), Fragmentos y
Despojos (2002) y Summa del cuerpo (2002).

Es un escritor que ha sido premiado varias veces obteniendo el “Premio Nacional de Periodismo Simón Bolíva!”. Así como también fue el ganador del “Premio Internacional de Poesía Arcipreste de Hita».



Arte y ficción

Como en el arte,
hizo de su vida una ficción.

Y lo que más amó, el placer,
lo obtuvo en sueños.

No había realidad
y si la hubo
resultó también quimera.

Llama

Con las viejas canciones
volvía a la muchacha
de la una de la tarde.

La incansable pianola
repetía un perfume de talco barato,
blusa de colegial y miradas furtivas.
Fueron tiempos donde el insaciable
no hartaba la sed del corazón.

Veinte años después, una mañana,
ese olvidado placer volvió a visitarlo.

Ahora ella tenía veinticuatro años,
hablaba una lengua que ignoraba el bolero;
era color de nieve y una inmensa espiga
coronaba su cabeza.

No se repite la historia, repitió.

Supo, no obstante, que la vida
está hecha de gestos.

Esa mañana, un aire, que venía del tiempo,
Había mecido aquella cabellera
Deteniéndolo todo.


M.M.C.

Miro tu rostro.

Imagino que habríamos sido felices
si fuera joven
como tú,
sin un pasado,
sin las convicciones que compramos al tiempo.

Miro tu rostro
y confirmo
que nada tiene ya sentido:
tu hermosura debería ser mi sal de cada día
tu juventud me haría vivir otros veinte años.

Miro tu rostro
y me pregunto:

¿Quién estableció esta rutinaria separación de edades?

¿Quién la fidelidad como hierro inamovible?

¿Quién nos quitó la realidad
y sólo nos dejó el deseo?

Si nunca vinieron

Si nunca vinieron
¿Por qué desesperas?

Tu casa no tuvo puertas
donde golpear
ni zaguanes para pasearse de tarde.

Dime,
¿qué hacemos aquí parados
en esta noche de polvo?

Buses de muerte pasan veloces,
borrachos de camisas sudadas
eructan y eyaculan solitarios.

Sólo los que habitan pueblos de olvido
conocen la cercanía de la muerte,
el hedor de la soledad,
la máscara del tedio.


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